A mi las serpientes me dan pánico, los que me conocen ya lo saben. No puedo ver una serpiente ni en un dibujo de un niño. Es por ello que no voy a poner ninguna foto para ilustrar el texto. Por eso y porque soy incapaz de pasarme un rato buscando la foto. Por eso y porque no quiero que me de un ataque de nervios cada vez que entro a mi propio blog. Ya bastante me cuesta escribirlo, pero es que ayer Gustavo se giró diciendo «oh, la palabra prohibida»… y me hizo mucha gracia. Había dicho serpiente. Hombre, la oída es el sentido de mi persona que menos se ve afectado por las serpientes, pero también. Y por eso voy a contar una leyenda urbana de esas que le pasó a la amiga de un amigo de un conocido de un… XD
La leyenda urbana
Esta historia le ocurrió a una conocida de un compañero de trabajo de mi mejor amigo, y es la que sigue. Se ve que la chica, muy animalera ella, decidió comprarse un animal de compañía y, como el lector se podrá imaginar (porque si no dónde está la relación), escogió una serpiente. Yo de serpientes no entiendo, pero se ve que era grande. Para mi cualquier serpiente es grande y asesina, pero ésta lo era de verdad (según cuenta la leyenda). No contenta con la compra, la chica mimaba a la serpiente como a un perrito e incluso dormía con ella. Un buen día la chica empezó a notar un comportamiento extraño en el animal (¿un comportamiento extraño??!). Y es que el bicho no comía, casi no se movía, mudaba la piel y, en vez de dormir enroscado como se ve que hacen las serpientes, dormía totalmente estirada (en la cama, por supuestísimo). Así que ella, muy preocupada por su animalito, se dirigió a la tienda donde la había comprado a exponer el problema y allí, incapaces de darle una respuesta, la redirigieron a un especialista en la materia. La respuesta del especialista fue corta y concisa: «deshazte de ella, te está tomando la medida». ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! (esa soy yo). La serpiente se estaba alargando para tomar la medida de la chica y ¡comérsela!
Yo nunca voy a tener una serpiente en casa pero ¿y si esa chica llega a ser mi vecina? Si es que ya lo dice el refrán… «cría cuervos…» :O
Cosas que me han pasado al ver una serpiente
He aquí algunas anécdotas de mi persona al enfrentarse a una serpiente:
En casa. Mis padres tienen una casa en la montaña. Un día encontré una serpiente en el jardín y me encerré en casa. Dejé a mi novio con un palo en el jardín y por más que me suplicó que le dejara entrar, yo no acepté ¿y si abría la puerta y entraba la serpiente? Al final salí corriendo y no volví a casa de mis padres durante más de un mes.
En el cine. Cuando fui a ver «Kill Bill 2» pegué un grito que se giró medio cine… no me lo esperaba… si lo llego a saber no voy, por mucho Tarantino que sea el director.
De paseo. Pues sí, un día paseando me encontré una serpiente. Me puse a correr como nunca había corrido… durante un momento me pregunté cuándo iba a parar, pero básicamente no podía parar. La persona que iba paseando conmigo primero se quedó allí plantada (¡al lado de la serpiente!) pero luego empezó a correr y consiguió detenerme con un placaje 🙂
En Internet. A Yahoo le dio por poner un banner de una serpiente una vez en la cartelera. Un banner MUY intrusivo. La peli era de serpientes, claro está (no recuerdo el título). Dejé de usar la cartelera de Yahoo durante una buena temporada… creo que alguien me dijo, «venga, ya puedes entrar, que han quitado el banner».
En la tele. No sé de qué era el anuncio (porque nunca lo vi entero) pero lo daban cada miércoles en uno de los cortes publicitarios de una serie que solía mirar cada semana. La serpiente parecía que iba a salirse de la televisión, y yo tenía que correr para encontrar el mando y cambiar antes de que lo hiciera. Ya digo que no vi el anuncio entero… al final acabé por cambiar de canal cada vez que la serie daba un corte publicitario (por si acaso).
Y hay más, pero no soy muy original reaccionando, siempre hago cosas parecidas.
Cosas que me pasan cuando no me puedo quitar una serpiente de la cabeza
Básicamente lo que me pasa es que necesito tener la espalda apoyada en algún sitio, la espalda entera (como ahora) y no puedo parar de dar saltos y de tocarme las plantas de los pies. Esas cosas son las que me hacen sentir segura cuando me da un ataque de serpiente.
El sueño de las serpientes y el reloj de cuco
Cuando era pequeña (4, 5, 6 años… no recuerdo) solía preguntarme qué era una pesadilla. Yo siempre he sido de las que duermen como un lirón, y eso de las pesadillas me tenía intrigada hasta que un día, llegué a la conclusión de que una pesadilla era cuando soñabas con las serpientes. En un momento determinado de mi vida (siendo ya no tan pequeña), empecé a soñar diariamente con serpientes: el sueño de las serpientes y el reloj de cuco. En el sueño estaba sola en la ladera de una montaña con el suelo lleno de barro; en lo alto había un reloj de cuco y agarrarme a aquél palo era lo único que tenía para evitar lo inevitable: caerme y ser devorada por las miles de serpientes que me aguardaban. Mi obsesión era tal que dormía con las piernas encogidas, convencida de que en el fondo de la cama, como en la montaña, estaban las serpientes. Hace años que el sueño no se ha repetido, pero todavía tengo nítido el recuerdo. Qué cosas.