Leo en «Dirigido«, una revista que empecé a «consumir» (pero que hacía tiempo que tenía abandonada) porque algunos de mis profes de la universidad (algunos de los que me gustaban) escribían en ella, una entrevista a Darren Aronofsky. Desde que vi «Requiem for a dream» (2000), supongo que como a la mayoría de gente que conozco, me quedé «flasheada» por este director. «Ah, ¿es el mismo que dirigió «Pi» (1998)?». El mismo, sí señor. Y en honor a la verdad, no recuerdo cuál de las dos vi primero
«Requiem for a dream» me fascinó por…
… el montaje: por los planos de la pareja protagonista haciendo el amor
… la historia: una ventana abierta a uno de los posibles sueños americanos de unos ciudadanos americanos cualquiera
…por la construcción e interpretación de los personajes: los que sueñan con ser felices, los que se estrellan y consiguen que, durante el tiempo que dura la película, te estrelles con ellos
… la banda sonora: gran culpable del siguiente punto
…y sobretodo sobretodo sobretodo, por su ritmo: qué manera de hacer avanzar la trama y de hacer crecer la historia
Loosers
De loosers va la cosa, dice «Dirigido». En su última película el director lo expresa de forma literal, reconociéndose el propio protagonista, hacia el final del film, como un «looser».
Parece ser que a la crítica no le gustó «The Fountain». Yo, que vivo en mi mundo, ni me había percatado de ello. Recuerdo que salí encantada del cine. No me gustó especialmente la estética de la película, pero la historia me llegó.
«The Wrestler», sin embargo, y aunque el propio Aronofsky dice que su intención era hacer algo totalmente distinto a lo que había hecho hasta el momento, tiene (para mi) un par de puntos básicos en común si no con el resto de sus películas, sí con «Requiem for a dream» (que, todo hay que decirlo, es la película de este director que más interiorizada tengo). Y estos puntos son:
- El sueño americano: También en «The Wrestler» se retrata una pequeña realidad americana… la del luchador, vieja gloria del pasado, que no sabe ni quiere hacer otra cosa en la vida. Que está solo (no se cansa de repetirlo) y que es incapaz de recuperar aquello que, en sus tiempos de gloria, ya dejó escapar por primera vez.
- La excelente elección de la música que imprime, de nuevo, el ritmo de la obra. Recién iniciada la cinta ya se me esboza una sonrisa- me preguntó por qué- y no puedo dejar de agitar mi rodilla siguiendo las notas de «Bang your head!». El final entra en mi top ten personal de finales apoteósicos (encabezado por el de «Death Proof» jeje). Antes de que Randy haya tenido tiempo de salir al ring, a una servidora ya se le han caído un par de lagrimillas.
Micky Rourke (y los Oscar)
Leo, también en «Dirigido» lo siguiente:
Entrevistador: ¿Por qué crees que te llevó dos años llega a conretar la película? ¿Por la temática quizás?
DA: No, la temática no tuvo nada que ver. Hubo un úncio motivo para que nos llevara tanto tiempo poder financiar el film: Mickey Rourke. Nacie quería darme el dinero si é encabezaba el reprto porque todos los potenciales inversores creían que no iba a ganarse la simpatía del público.
Personalmente no le veo el qué. A mi me parece que el actor hace una interpretación muy realista del personaje, y más teniendo en cuenta que el resto del reparto (o la gran mayoría), son luchadores y ex-luchadores «de verdad». Es decir, que sí, que al menos la de esta espectadora- la simpatía- se la gana. Randy, anclado en el pasado hasta en lo que a los juegos de la Nintendo hace referencia, con su punto de tipo duro pero sensible (rayos uva, bromas con los niños) resulta, aún sin conocer de nada el mundo de la lucha, un personaje entrañable y atractivo. En realidad, da igual que sea un luchador, porque lo que es, es un tipo que sólo sabe y quiere hacer una cosa en la vida, una cosa a la que finalmente se da cuenta que no está dispuesto a renunciar ni tan sólo para salvar su vida.
Dicho esto, y pasada la semana de los Oscar, resulta que sí, que tenían razón. Que el Oscar se lo ha llevado Sean Penn. Hombre, hay que reconocer que ha sido mala suerte (para Rourke, digo), y además, Sean Penn hace un papelón (como siempre, por otro lado) interpretando a Harvey Milk. Pero un papelón de verdad.
Mi camiseta nueva del número Pi
La he estrenado hoy, y para celebrarlo he ido al cine a ver «The Wrestler» 😉