Leo en el libro «No es por el café» algo que me recuerda a una conversación que tuve hace unos meses con Alex y hace un poco menos de tiempo con Daniela (¿será que siempre hablo de lo mismo?).
Lo que dice el libro
Dice Howard Behar en su libro que un día le dijeron «¡Howard usted no puede ir de aquí para allá mostrando sus sentimientos!» y algo dentro de él cambió de tal manera que empezó a tratar de ser, según él, más»profesional», y por ello modificó intencionadamente la imagen que ofrecía de si mismo en función de las circumstancias y de a quién se dirigía. Dice también que la técnica surgió el efecto deseado, consiguiendo controlar (que no ocultar) sus emociones. Resumiendo, al final pasó lo esperado, que un amigo le preguntó que qué había pasado con el Howard que él conocía… y es que, cito textualmente «el hecho de FINGIR y tratar de cambiarme para responder a las expectativas de los otros me impedía hacer lo que mejor sabía hacer. Al suprimir mis emociones había suprimido mis metas e ilusiones.»
La charla con Alex
Un día me encontré a mi misma diciéndole a Alex que por qué no «adaptaba» su discurso según con quién hablaba. Y él me respondía precisamente eso: que qué triste tener que perder la esencia de uno mismo, tener que estar actuando y no poder ser como uno es.
Mi reflexión aquí fue que no se trata de actuar, sino de aprender a, de que esa versatilidad para cambiar de lenguaje forme parte de uno mismo. Porque creo sinceramente que saber hacer estas cosas le hacen crecer a uno, no sólo a nivel laboral, sino sobretodo a nivel personal.
Con Daniela…
Meses más tarde, ella vino a decir algo así como que no pensaba estar todo el día «actuando» (sin sacar a colación la conversación con Alex…). Pero en el fondo ella sabe (y yo sé) sé que no es cierto, porque ella actúa a veces, y lo hace por el bien del objetivo perseguido (sea el que sea), aunque sólo cuando es necesario. Cierto es que a veces se crispa, es lo que tiene. (Lo mismo le pasa a una servidora… como diría Alex «no sé a quién me recuerda» :p). Eso no quita para que siga pensando, como buena rebelde, que no hay que actuar.
Y lo que pienso (sigo pensando) yo, después de todo esto
Mi posición al respecto es la misma que la que le mostré a Alex en aquella charla: que el saber hablar el lenguaje de los demás forme parte de uno mismo es algo que creo que te hace madurar, que te ayuda y que no te obliga, para nada, a tener que actuar. Tener que actuar es una m*****, para qué nos vamos a engañar. Perder la esencia propia, la ilusión y la pasión es de las peores cosas que le pueden pasar a uno (mi humilde opinión).
A veces me pregunto si mi postura es una manera de encubrir la actuación… pero creo que no. Creo realmente que no actúo, que soy yo misma siempre, también para mis adentros (me gusta contarME la verdad, aunque a veces moleste, incomode o duela; porque a la larga esa actitud me devuelve el esfuerzo en forma de satisfacciones varias).