Este post es para desear una Feliz Navidad a todo el mundo que aterrice aquí. Y estos somos nosotros con nuestro árbol de Navidad en el recién estrenado piso del Raval:
Cuando era pequeña iba con mi padre al bosque a buscar musgo (esto no hay que decirlo, pero eran otros tiempos… es lo que hacíamos, inconscientes medioambientales) y luego montábamos el pesebre. En vez de agua utilizábamos papel albal y en la fogata de los pastores colocábamos un poco de espumillón rojo. Y también decorábamos el árbol. Un immenso árbol (al menos a mi me lo parecía), que llenaba el comedor de tierra y de piñas y que tal día como hoy, cada año, escondía unos pequeños regalos entre las hojas.
Hace ya algunos años que perdimos aquella tradición (una se hace mayor). Durante un par de años mis padres decoraron con bombillas de colores el enorme (¡este sí que es grande!) abeto del jardín. Y desde el año pasado tenemos esas mangueras de luces de colores que te ponen de los nervios si pasas más de un minuto seguido mirándolas.
Pero este año…. este año es el primero que decoro mi casa con un árbol de Navidad. Cuando digo mi casa no quiero decir que sea mía… quiero decir que es el lugar donde vivo. Que tampoco es el lugar donde he vivido este año… y tampoco es la casa de mis padres…. Creo que puedo decir que es mi casa…. y hemos comprado el árbol y lo hemos decorado (la historia de las manualidades la dejo al margen). Y éste ha sido el resultado.
Bueno… ya sólo me queda desear a todo el mundo, una vez más ¡Feliz Navidad!