Este año hay que celebrar Halloween, y por todo lo alto (yo, que no me disfrazo ni en carnaval). Todavía no ha llegado el día y ya he estado 3 veces la tienda de disfraces. La tienda de disfraces… nunca había estado en una (en una tienda CON disfraces sí, pero no en una tienda DE disfraces).
Eso sí, los panellets se van a echar de menos.
Lo primero ha sido hacer unas bonitas (y terroríficas, aunque la mía salió bastante simpática, la verdad) calabazas para ponerlas en la puerta de casa. Ésta es la mía (la foto de cómo ha quedado- la pobre- después de una semana al sol… me la ahorro).
Ahora tiene hasta arañitas dentro, y no son de atrezzo.
Y lo segundo ha sido ir a comprar los disfraces. He aquí mis opciones:
- Vampiresa con traje de terciopelo y brillantina
- Reaper (versión femenina)
- Velma (de Scooby Doo, éste formaba parte de un disfraz grupal)
- Chica de instituto de los años ’60, zombie
Pero a mi lo que realmente me hacía ilusión era comprarme una peluca. Así que entre eso y que a última hora no hay mucho donde elegir, al final me he quedado con una capa negra y una peluca lila, un poco de maquillaje de vampiro, y a ver lo que sale.
Ahora toca elegir la fiesta (para el sábado). Y esperar que la ciudad no se vuelva demasiado terrorífica (soy una miedica).
Vanessa Ramos - Cosas que pasan 