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Tu socio, tu hermano, tu amigo

Un socio es alguien con quien compartes una pasión, alguien con quien compartes momentos MUY BUENOS y también momentos MUY MALOS.

Hoy mi padre me ha estado contando cómo empezó todo…

Yo había trabajado para él antes, me lo encontré un día paseando por la playa y me contó todo: que estaba arruinado, que había estado enfermo… pero que le daba vueltas a montar un restaurante. Por aquel entonces yo trabajaba en dos o tres sitios distintos, hacía extras… y no sabía muy bien qué hacer. Le dije «yo no tengo dinero, pero tengo de dónde sacarlo (siempre podíamos hipotecar el piso, sólo había que convencer a tu madre)». Su mujer no quería ni oír hablar de más socios ni de más negocios, y la mía… la mía no supo nada hasta el final.

Estuvimos 3 meses paseando, hablando, pensando,… y finalmente decidimos montar juntos el restaurante.

Al principio teníamos muchas deudas, mucho que pagar. Nos quedábamos en el restaurante mil horas para servir a dos clientes más. Había días en que, después del servicio, cogíamos grupos de turistas de 70 o 80 personas, abríamos el restaurante solo para ellos y nos quedábamos los dos sirviéndoles; con eso conseguíamos doblar la caja, ¡en tres horas doblábamos la caja!. Cuando tu madre preguntaba le decía que había estado por ahí, paseando por el mundo. Al principio fue duro, pero siempre estuvimos los dos juntos, no había que plantear nada, si la ocasión surgía allí estábamos los dos dando el callo.

Todas las peleas que hemos tenido han sido por exceso de trabajo. Nunca ha habido un reproche ni desacuerdo insalvable en un tema importante, ni respecto al negocio ni respecto a nada. En ese sentido hemos sido unos afortunados.

Cuando yo estuve enfermo él estuvo ahí cada día, a mi lado. Dando la cara. Siempre ahí, siempre, siempre, siempre.

El socio de mi padre para mi no era el socio de mi padre, era alguien de mi familia. Alguien con quien nos íbamos de vacaciones, a quien le contaba lo que había hecho en la universidad o cómo me había ido la entrevista de trabajo.

Mi padre ha tenido otros socios, bueno, otro por lo menos que yo recuerde. Y la cosa no sé como empezó pero acabar, acabó mal.

Encontrar a alguien con quien compartir tu vida no es fácil, pero encontrar a alguien con quien compartir un SUEÑO tampoco. Y ser capaz de seguir soñando junto a esa persona… día y noche… atravesando cualquier tipo de circunstancia… durante 20 años… se dice pronto.

Admiro mucho a mi padre, en muchos aspectos. Tener un ejemplo como el suyo es un auténtico privilegio para mi.

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El tiempo lo cura todo

Dicen que el tiempo lo cura todo y a mi está frase siempre me ha dado qué pensar…

Un instante como cualquier otro del tiempo...

Un instante como otro cualquiera de mi tiempo...

Mi yo rebelde se resiste a pensar que es el tiempo y no uno mismo el que cura, arregla (o lo que sea), las cosas. Que es el tiempo el que llega a dónde no llega uno mismo. Sin embargo, hay momentos en la vida en los que uno se da cuenta de que realmente sí es cuestión de tiempo.

Por ejemplo… tiempo sí

Hállese uno sorprendido por la ruptura de una amistad de años y no sabiendo si se ha terminado para siempre. Uno reflexiona y considera que su actitud no ha sido la más honorable… pero tampoco la del amigo/ a en cuestión 😦 ¿Qué hacer?

Opción A: En las situaciones difíciles es dónde se ve realmente cómo son las personas… Es triste, pero adiós amigo/ a.

Opción B: Pensar que es algo circunstancial… perdonar, ser perdonado,… Al fin y al cabo, en situaciones como ésta es donde se prueba realmente la amistad.

Si yo eligiera siempre la opción B, alguien me diría que soy una amante de las causas perdidas 😉 En un caso como el descrito, el tiempo puede ser un buen aliado. Y es que sólo dejando pasar algo de tiempo se es capaz de discernir si esa acción x que nos ha llevado a la «ruptura» es algo circunstancial o no. La amistad, si verdadera, perdura en el tiempo y se fortalece a base de éstas y otras experiencias. Si es amistad… siempre vuelve. Los que me conocen saben que creo mucho en no forzar la amistad… porque para mi la amistad, entre muchas otras cosas, consiste en dar sin esperar recibir nada a cambio…

Por ejemplo… tiempo no

Hay ciertas ocasiones en las que dejar pasar el tiempo no sirve de nada. Como me enseñó Chris hace unos años (ya lo sabía, pero este blog me está ayudando a darme aún más cuenta del montón de cosas que aprendo siempre de Chris… ¡Gracias!), hay una serie de cosas, de experiencias, de vivencias… que uno lleva siempre en su mochila. Cosas de las que uno no puede huir, por más lejos que se vaya, y cosas con las que uno debe aprender a vivir.

En estos casos dejar pasar el tiempo no suele ayudar mucho. Es posible que te salga bien y, en mitad de ese tiempo que estás dejando pasar, suceda algo que «te arregle» el sentimiento, la situación o lo que sea. Es la táctica, por ejemplo, de Miguelito (el amigo de Mafalda), y consiste en esperar.

A mi, sin embargo, hay algo que me funciona de maravilla y que consiste en interiorizar el qué. Enfrentarme a ello de morros, sacar la «mierda» y aceptar la situación. Y si veo que no me sale (interiorizar el qué), pues la cambio (la situación). Desafortunadamente hay situaciones que uno no puede cambiar… pero son las menos. Sé que te estarás imaginando varias, pero piensa bien, seguro que se te ocurren alternativas. Créeme… tantas no hay. Empiezo con un dicho, el de que «el tiempo lo cura todo». Y termino con otro, el de que «querer es poder». Aunque el tema del querer y el poder es otro y no voy a entrar ahora.

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La foto de Navidad con Irene

Creo que ya se ha convertido en una tradición. Cada año, el día de la comida de Navidad de la empresa, Irene y yo nos hacemos una foto juntas. Me pregunto qué pasará cuando dejemos de trabajar en la misma empresa…

Estoy segura de que esta «tradición» empezó antes del 2006, porque recuerdo como si fuera ayer cuando Irene vino a mi mesa y dijo «nos tenemos que hacer nuestra foto de cada año». Y yo le contesté «¿qué foto de cada año?». Y ella me contestó «la foto de Navidad, como la que nos hicimos el año pasado». Así que esto debió empezar, como tarde, en 2005 🙂

@Irene: No tengo las fotos de los años anteriores… 😦

2006

2006

2006_2

@Irene: Estoy segura de que tu tienes fotos en las que salimos, cómo decirlo, un poco mejor XD Yo sólo he encontrado estas dos :O

2007

2007

2008

2008

Sobre Irene…

Sobre Irene podría decir muchas cosas, pero voy a destacar sólo una, que como dice Chris, y ya sé que me repito más que el ajo pero es que es verdad y encima viene muy a cuento (nota: ¿no es bonita la expresión «venir a cuento»?), la hace fuerte y la hace débil al mismo tiempo. Irene es una persona que, por encima de cualquier otra cosa, se preocupa por las personas; y no sólo eso, sino que piensa en ellas y se lo demuestra a cada instante.

Dicen que viajar con un amigo o amiga es una prueba de fuego para la amistad entre ambos. Irene y yo viajamos juntas por primera vez el pasado mes de agosto. Y el resultado fue espectacular. No me cansaré de darte las gracias por dejarme conocerte mejor, por acercarte… y por dejar que me acercara a ti.

Sigo con lo de pensar en los demás. Ejemplos, muchos. Uno, que me marcó especialmente. Estar a mi lado cuando lo he necesitado, aún sin saber yo que lo necesitaba… no darme la espalda, apoyarme y, encima, aguantar mis impertinencias (sin retraérmelas en el futuro). Casi nada. Sólo tengo una palabra: GRACIAS. Por esto, por el resto de cosas que ya sabes y, sobretodo sobretodo sobretodo, quiero pensar que por contar conmigo en los momentos difíciles (y por supuesto también en los fáciles ;)), como yo cuento contigo.

(¿La debilidad? Estar tan ocupada pensando en los demás que se olvida de ella misma… Por suerte o por desgracia (por lo pesaos! jaja), somos unos cuantos a los que también nos gusta pensar en ella y estar «ahí» ;)).

La foto de Navidad con Irene. ¿Y por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

  • ¿Por qué Irene siempre está a la izquierda y yo a la derecha?
  • ¿Por qué voy yo de verde? ¿Será el espíritu navideño?
  • ¿Por qué juntamos tanto la cabeza?
  • ¿Por qué una de las dos se pone por debajo de la otra? (2007 Irene, 2008 yo de rodillas

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Nerding around with Daniela

Últimamente, ya no es que chatee por canales varios a la vez como aquel día con Edu, sino que me encuentro hablando y twitteando o skypeando (por no usar la palabra genérica «chatear» cuál «cosa», que siempre nos lo repetían en el cole, especialmente en las clases de inglés en referencia a la socorrida palabra «thing»…), con personas que están en la misma habitación que yo.

Y hay más, el número de ordenadores y dispositivos con conexión a Internet suele superar el número de personas ¿increíble, no? ¿Para qué? Hoy mismo, en casa de Daniela, chateando, riendo, terminando la cena, con los macs y el PC de Benji (gracias Benji por dejarme tu PC). 2 macs, un PC, una Blackberry y sólo dos: Daniela y yo 🙂

Foto testimonio (ya, está de lado… problemas técnicos…)

Y ya que estamos, voy a hablar de Daniela y de mi

Daniela es una de las personas con las que he conectado más en menos tiempo. Sin quererlo, sin no quererlo, simplemente conectando. Para mi la clave de todo ha sido no forzar la amistad… sino dejar que surgiera.

Cosas que nos unen…

  • Tenemos el mismo estilo sincero y directo.
  • No nos gustan las «pamplinas» (como dice mi madre).
  • En el trabajo no hay amistades que valgan :p
  • El deporte.
  • La música (hasta Korn y Deftones).
  • Las risas.
  • El ímpetu, la ambición, las ganas, el hacer que las cosas pasen… la energía.

Otras cosas que nos unen…

  • Nos resfriamos al mismo tiempo.
  • Decimos las mismas cosas, a la misma gente, sin saber que la otra está haciendo lo mismo.
  • Extrañas conexiones entre personas comunes, nacionalidades de dichas personas y nosostras…
  • Los sueños (y aquí lo dejo).

Estoy realmente agradecida (¿a la vida?) y gratamente sorprendida por haberme cruzado con ella en mi camino. Estoy también muy agradecida a Daniela por ser cómo es, por compartirlo conmigo, por apoyarme, darme consejos y ser mi «sis» además de por darme una oportunidad al principio de conocernos, cuando lejos de convertirnos en amigas saltaron chispas entre nosotras: de todo corazón, GRACIAS.

Deseo que haya mil millones más de risas, de lágrimas (de la risa), de explicaciones de por qué «en mi casa no hay normas pero la toalla se cuelga aquí» y de «proyectos» en común.

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Amistad

Quién: Eleanor Roosevelt

Dónde: Otra vez en el libro «No es por el café» (Que tiene muchas frases con las que quedarse, pero de momento me quedo con ésta).

Cuándo: Esta mañana.

Qué: «Muchas personas entran y salen de nuestra vida, pero sólo los verdaderos amigos dejan una huella en nuestro corazón.»

Llámame ñoña, pero la amistad es algo muy importante para mi (ya, y para todo el mundo… pero en este blog escribo yo :p). Además hoy ha sido un día especialmente sensible en cuanto al tema de la amistad.

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La amistad

Amigos que cambian de nombre

Resulta que Juanji (Juan Jesús) hace ya unos años que se hace llamar Jesús (sólo Jesús), aunque celebra su santo el día de san Juan, y aunque en casa le llaman «Kuke» :O Cuando le hablo a alguien de Juanji no puedo evitar llamarle de este modo, así que cuando este alguien le conoce, pongamos por caso Marina, le llama tal cual y a él le parece raro que alguien que no pertenece a su infancia o adolescencia use ese apodo.

Lo mismo con Viky. Que su madre la llamó Virginia por la actriz francesa Virna no-me-acuerdo-del-apellido. Y cuando se enfada la llama «Virnaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa». Por algún motivo que desconozco Virginia siempre se había hecho llamar Viky, pero ahora ha vuelto a su esencia, y se llama Virginia. «Tu me puedes llamar Viky, claro». Claro, pero resulta un poco extraño, ¿no? A mi me gustaría llamarla como ella se sienta más cómoda… pero es que no conozco a ninguna Virginia :/ Ésta somos Virginia y yo en Madrid:

Amistad y viajes

Amistades hay de diferentes tipos. Están aquellas personas con las que convives en el día a día, y son amigas (hay muchas otras que no). A veces has viajado con ellas (como con Laura e Ingrid), a veces no (como con Alex o Lluís), y a veces poco o sólo por trabajo (como con Albert o Chris). Hay amistades a las que has conocido viajando (como a Marina).

Lo importante de la amistad

Para mi lo importante de la amistad es que sea recíproca y que se base en la sinceridad. No me estoy refiriendo a una sinceridad de «decirlo todo» sino en una sinceridad de decir lo que uno siente «de verdad».

Por ejemplo: Si yo pienso que el «Saint Anger» es un truño y que el pachín pachín de la batería va a estropear todos los álbumes de Metallica hasta el final de sus días, aunque sepa que a JJ le va a doler, se lo digo y nos echamos unas risas.

Por ejemplo 2: Si Viky está echa polvo, por lo que sea, y yo lo sé y la llamo para animarla y quiero ir a verla y ella me dice «prefiero estar sola, o prefiero estar con x», yo no pienso que ya no somos amigas (o que ya no somos tan amigas como antes) sino que lo que realmente desea es lo que me ha dicho. Y me quedo en casa convencida de que esa es la mejor manera que tengo de ayudarla a sentirse mejor.

Vivir cerca y estar cerca

Viky y yo siempre hemos vivido lejos y siempre (desde que nos conocimos a los 12 y 13 años) hemos sido amigas. Desconozco qué pasaría si alguna vez vivíeramos en la misma ciudad y no voy a negar que me da un poco de miedo pensar en ello. Lo que siempre hemos hecho, es estar cerca.

¿Cómo me doy yo cuenta de si estoy cerca de otra persona?

Te saludas, te abrazas, notas el calor de la otra persona y empiezas a hablar. Hablas de nimiedades y de cosas realmente importantes en la vida (las que tienen que ver con el amor y la felicidad) y te sientes cómodo. Las risas y las sonrisas fluyen, te olvidas de las moscas, del tiempo y de que se ha hecho de noche y no ves un burro a tres pasos. Te peleas, te gritas, te odias (te quieres largar en taxi de una ciudad que está a más de 3h en coche de la tuya en mitad de la noche)… te separas 2 años de una persona… y eres capaz de volver a sentir lo mismo por ella al cabo de esos dos años y después de haberla echado el mundo no sabe cuánto de menos.

Y más cosas. Pero para hacerse a la idea creo que vale.

Laia y yo vivimos y estuvimos cerca durante muchos años. Luego dejamos de estar cerca, más tarde dejamos también de vivir cerca. Ahora vivimos cerca otra vez, pero seguimos estando lejos… creo.

Cosas que decir a un amigo

A un amigo se le puede decir que lo sientes porque él va a notar si lo estás sintiendo o no y su respuesta va a ser sincera contigo. También se le puede decir que no lo sientes…

A un amigo se le puede decir lo que no te dices a ti mismo. Un amigo es capaz de sacarte eso… y mucho más 🙂

Cosas que les digo a mis amigos

Que junto a mi família, y aunque suene tópico, son lo más importante en mi vida. Si a uno no lo ve nadie, si uno no interactúa con alguien, ¿existe igual? (como el árbol en medio del bosque que se cae y nadie lo ha visto…)

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