Ver películas por Internet es hoy una realidad. Si he de ser sincera, no tengo mucha experiencia por no decir ninguna en el tema. Más que nada porque mi conexión a Internet es lenta (la del trabajo no, pero claro, en el trabajo utilizo el ancho de banda para otras cosas) y porque con ilusionarme con Pandora (actualmente sólo disponible para US) ya tuve bastante. Pero ese es otro tema 🙂 Este post era para recomendar un par de alternativas existentes para ver películas y series y de todo por Internet, Peekvid o Boxsweeper (con más enlaces funcionando que la primera), pero al final he decidido escribir también un poco de historia (personal) sobre el tema.
A día de hoy existen lugares donde uno puede ver series, películas, dibujos,… ¡online! Ya no vas al videoclub y eliges sino que entras en Peekvid y Boxsweeper y eliges. Y ves la película por Internet. La mayoría del contenido es en inglés pero se puede encontrar ya muchísimo material. Las malas noticias son que hay bastantes links rotos y un poco de descontrol sobre los contenidos. Tiempo al tiempo.
Para los amantes del deporte, recomiendo también algunos programas de streaming como son Sopcast o PPStream y una web con información disponible acerca de la programación: Rojadirecta.com.
Un poco de historia
De cuando las películas se alquilaban en el videoclub y las canciones te las grababas de la radio
Cuando empecé la carrera, allá por el año 1999 (¡con el efecto 2000 acechando a la vuelta de la esquina!), mi ordenador ya se pasaba horas conectado a Internet pero una servidora, amante de la música y consumidora habitual de cine, aún no había descubierto las posibilidades del medio para compartir dichos y por tantos tan queridos bienes de consumo y/ o productos artísticos (no es mi intención aquí que alguien se sienta ofendido).
Por la naturaleza de los estudios cursados (Comunicación Audiovisual), el debate de si la música por Internet se estaba compartiendo en masa o se estaba pirateando surgió no sólo en mi interior si no en diversos de los ambientes e incluso clases a las que asistía. En cierta ocasión, decidí profundizar en el tema y montar un par de grupos de debate para tratar el asunto y analizarlo metódicamente. A modo de anécdota, contaré que uno de los asistentes afirmó haber dejado de ser fan de Metallica por todo el embrollo que la banda tuvo con Napster.
Atrás han quedado ya Napster, Audiogalaxy y FlashGet (y muchos más, pero estos eran mis preferidos). Mientras tanto, la indústria discográfica sigue quejándose en vez de realizar esfuerzos por adaptarse a una nueva realidad y un nuevo modo de consumo cultural (especialmente de música, cine y series de televisión). Para muestra miren en su mac, ¿qué es iTunes si no uno de esos inteligentes esfuerzos? Mientras tanto, Sony y tantos otros siguen haciéndose ricos ahora gracias a la venta de cds y dvds vírgenes (para hacer copias de seguridad, no para grabar música ni vídeos, ¿eh?) y adentrándose en nuevas áreas como la producción y venta de grabadoras primero de cd y luego también de dvd.
Y ahora toca una aclaración: conste por escrito que con todo esto no estoy atacando a la propiedad intelectual, nada más lejos de mi intención.
Streaming
Todavía recuerdo la primera vez que oí a alguien hablar sobre el streaming. Fue en primero de carrera, en la asignatura de «Tecnología» (o algo así se llamaba). Poco a poco, el streaming fue cobrando forma en mi cabeza y pasó de una cosa difusa a una realidad para emisoras de radio y televisión con pocos recursos… ¡sin necesidad de licencias! ¿Increíble, no?
En poco tiempo empecé a hacerme preguntas que muchos ya hacía algo más que se planteaban tales como «¿cómo una radio convencional puede limitarse a colgar sus programas en Internet o a emitir en directo también a través de ahí?». ¡El medio Internet ofrecía muchas más posibilidades!Y no sólo eso… la tecnología ofrecía muchas más alternativas de consumo… ¡muchas más!
La era YouTube
La tecnología ofrecía tantas posibilidades que en los inicios de YouTube muchos se preguntaban de donde sacaba tanto espacio para almacenar los videos esa web donde podías encontrar vídeos de casi cualquier cosa. Hoy en día YouTube se ha convertido en muchas cosas: recuperar programas antiguos, ver vidoclips de todos los tiempos, encontrar la canción del anuncio ese que nadie sabe cómo se llama, dar a conocer tus propias producciones audiovisuales, difundir los videos de tu recién estrenado conjunto musical… y hasta la manera que tiene una televisión nacional como la de Venezuela de seguir adelante cuando se cierra la emisora. Todavía no se pueden ver películas en YouTube.
¿Qué decís? ¿Estaría bien? ¿O el sector audiovisual se merece algo más de reconocimiento? Tal vez sea una arma de doble filo… rápida penetración en el mercado para los que se inician y demasiado rápida para los que no lo necesitan porque ya gozan del reconocimiento deseado. ¿Cómo podrán convivir éstas y otras necesidades del sector audiovisual ante la imparable evolución del consumo cultural?